Apagá la luz y escuchá como llueve. Nunca te lo dije. La lluvia me pone triste. No sé si es por la soledad que moja las calles de la ciudad, o porque el gris empapa los edificios y los rostros de los pocos desprevenidos que apuran el paso, con los ojos fruncidos y las cabezas escondiendoseles entre los hombros. Sin dudas no es eso lo que me entristece.
Aquella fue una noche de lluvia, como la de casi todos estos últimos veranos. Como la de hoy. Te busqué por todos lados. En la casa el inútil de tu hermano dijo que te habías marchado. Te compré aquel libro que tanto querías. Ese del cual me recitaste unos versos cuando jugábamos a arrancarnos las ropas, y volvíamos del bar totalmente borrachos. Llovía.
Quizás no es momento para que llores. Ya lo sé, no lo ocultes. Te pasa que esto es real. Te cansaste de mis sueños, un par de tazas rotas y un portazo. Tu libro sigue ahí. El de la tapa roja. No. No lo busques ahora.
Apagá la luz y escuchá como llueve. Que hoy termina el verano y hay muchos otoños mas, y menos tiempo perdido.

5 comentarios:

Agostina dijo...

Apagá la luz y escuchá cómo llueve. Qué hermosa sensación! puedo sentirla.

claudia paredes dijo...

A mí me llueve todo el año ;)

Martín Gardella dijo...

Muy buen relato. A mi también me entristece la lluvia. Saludos

adriana rey dijo...

me gustó mucho. Saludos!

Anónimo dijo...

Esta noche no hay lluvia, no te puedo sentir...Ruego a Dios que esta noche aunque sea llovizne