Aún temblando...

... de a poco recogía la ropa manchada de lágrimas y gotas de sangre color tierra y saliva. Su cuerpo magullado dolía y anochecía en lo poco que quedó de su inocencia. Un par de horas atrás la vida se le escapó al doblar la esquina. Dejó estampado en la vidriera un grito apagado bañando figuras tan estáticas como la suya. Sus piernas, sus brazos y el corazón sin el cuerpo.
Mientras tanto las luces que pasan de los autos, los sonidos de siempre, y a ella que le extirpan los sueños de un mordisco, y le arrancan la mirada con un mechón de pelo castaño. La cobardía acumulándosele en las uñas y doliéndole en las entrañas. La impotencia en un ahogo de lágrimas que nadie secará y nadie vió. Y sin embargo las entradas repletas de los cines, y las risas etílicas en las mesas de los bares. Y a ella que se le multiplican los años en un segundo y los moretones como arrugas imborrables.
La vida se le escapó aquella noche al doblar la esquina. Y mientras tanto su figura que quedó colgada de una vidriera. Cada noche vuelve y observa lo que fue de ella. De nosotros y de su fé.
Y mientras tanto intenta vivir su vida, y mezclarse en las entradas de los cines y en las mesas de los bares. Y sin embargo a ella...

6 comentarios:

Martín Gardella dijo...

Esto es lo que yo llamo un final abierto...

Bea Candiani dijo...

impresionante...

Ágape dijo...

A ella ya no llegan los contactos, ni los besos, los abrazos, las miradas, las sonrisas. Todo se ha quedado allí, al doblar la esquina, y la vida pasa como en un escaparate en el que se muestra, la ven, ella ve, pero un muro de metacrilato los separa.

Me aúno a tus letras mínimas.

Un saludo.

Eduardo Roldán dijo...

Ágape, gracias por pasar!...Nos estamos leyendo.
Saludos...

BeLén dijo...

Hace mucho que no volvía a pasar por acá y me di cuenta de que lo extrañaba. Muy lindo el texto, un gusto leerte.

Saludos!

luisa dijo...

este también me encantó