A Maria Elena


No recuerdo exactamente el momento en el que apareció en mi vida. Como tantas cosas que uno vive en la infancia, parece que ya vienen incorporadas a la cotidianeidad, que han sido paridas con uno mismo. A pesar de que María Elena (la mujer, la escritora, la intelectual) no estuvo demasiado presente en aquellos años, si recuerdo las canciones que nos cantaba mi vieja a mi hermana y a mi en los viajes interminables a Mar del Plata o a Córdoba, en los que el asiento trasero del auto se convertía en una especie de jardincito de infantes sin juegos ni colores, pero igual de maravilloso y divertido. Recuerdo hasta el día de hoy las risas que provocaba cuando pronunciaba mal la palabra "Pehuajó" mientras entonábamos la tortuga Manuelita.
La pérdida nos obliga a buscar esos momentos en los que volvemos a aquello que alguna vez perdimos. La pérdida de Maria Elena nos transporta a muchos de nosotros, a los de mi generación, indefectiblemente a nuestra infancia.
Se han dicho en estos dos días muchas cosas sobre ella, sobre su trayectoria, su obra, su vida y su compromiso, y es imposible no caer en lugares comunes. Yo quiero recordarla así, en un atardecer de una ruta infinita, viajando con nosotros y haciéndonos viajar pero hacia adentro, hacia la inocencia y hacia lo puro para hacernos llegar a destino siendo mejores personas.
Con los años descubrí a María Elena. Y me pregunto si nosotros seremos capaces de engendrar mujeres y hombres como ella, y como tantos otros que tuvieron la capacidad de dejar huellas en nuestras vidas, y que se están yendo, casi caprichosamente, todos al mismo tiempo.   

1 comentario:

poli dijo...

Bellas palabras y mejor reflexión...espero que con ejemplos como el de ella SI seamos capaces de engendrar hombres y mujeres que dejen huella en nuestras vidas.

Beso