Carta nº 1

De Carlos a Lucia, noviembre 11 de 1954.

Querida Lucía:

Desde que llegué a estas tierras me paso las tardes consumiendo caritas, que se asoman por los verdes campos cada vez que regreso al campamento. Muchas veces esos pequeños rostros descalzos se me acercan, y entre sonrisas blanquísimas que se entrecortan en el ocaso, me dicen algunas cosas que no entiendo. Quizás les llame la atención mi presencia, o mis ropas. Quizás solo les llame la atención, y nada más. Sus padres a lo lejos los llaman con señas ofuscadas, y crece en mi la idea de que tal vez no logre encajar. De a poco estoy perdiendo la fe.

Esta mañana llegaron más provisiones, tales cosas son capaces de devolverle la vida a uno. El hospital que levantamos hace un par de semanas está funcionando como lo pensábamos, y por suerte, el martes llegaron mas personas a colaborar con nosotros.

La guerra civil está haciendo estragos en los estados del norte, y cada día recibimos mas y mas refugiados. La ayuda internacional es escaza, y muchas veces los comboys son asaltados por la guerrilla y roban gran parte de la mercadería. África, en estos días, no nos ha regalado mas que unos cuantos sueños y varias camas vacías en la mañana. La vida se diluye, Lucia. Se esfuma en nuestras manos.

Estamos en la época de lluvias. Cada noche, mientras escribo, observo perplejo la majestuosidad de un continente lavando culpas y vertiéndolas en el río.

Tu recuerdo, Lucía, esta siempre conmigo. Quizás en la primavera puedas venir a darnos una mano. Sé que te encantaría estar aquí. Podríamos charlar todo el tiempo o solo contemplar caer la noche. Y hasta te cantaría aquellas canciones que tanto te gustaban en la Universidad. Se también que la Organización necesita ahora más que nunca tu presencia en Moscú, y nunca me he sentido tan orgulloso de ti.

Amín, el muchachito que me ayuda en la visita a los campamentos vecinos, ya pronuncia tu nombre a la perfección. Y se sonríe cuando le digo que tu belleza empalideceria a todo África. Mientras te escribo estas lineas ha empezado a llover otra vez.

La semana entrante nos adentraremos mas aún en la región. Desde allí nos llegan solo malas noticias. Deseo que tus tareas en Rusia se estén llevando a cabo como lo planeaste. Y ansío cada vez con mas fuerzas nuestro reencuentro en París.

Con amor, Carlos.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

hermosisimo! cuantas imagenes, se mezcla la dureza del hambre y la violencia con el amor que puede con las fronteras...

me encantó...

Lucía

Anónimo dijo...

hermosisimo! cuantas imagenes, se mezcla la dureza del hambre y la violencia con el amor que puede con las fronteras...

me encantó...

Lucía

Anónimo dijo...

Muchas Gracias Lucia!! Me alegro que hayas recibido esta carta a tiempo.

Tu Carlos.

Anónimo dijo...

INCREIBLE MUY IMPACTANTE. ME HA GUSTADO MUCHO Y HE LLEGADO A IMAGINARME LA SITUACIÓN.
NUEVAMENTE FELCIITACIONES EDU.
ES HERMOSO LEERTE

DANI LOPEZ