Dícese del olvido

Repasó con sus ojos la última página del libro y recordó con lágrimas el trágico amor de Lucía, quien abrazo con sus labios tanto años de besos ausentes, y ausentes también fueron los días de su muerte .
Se descubrió pensando además en su vida y el tiempo que compartió con Elena en aquel departamentito de calle Corrientes, con la mesita de madera y mil libros por todos lados. Se habia sentido tan feliz que no lograba imaginar su existencia sin los brazos de Elena rodeándolo cada noche. Su voz lo retenía una y otra vez, y a veces lo llevaba a sitios a donde siempre quiso ir. Y se sabia inútil sin ella. Y no entendía un día de lluvia sin la sonrisa de Elena.
Elena lo despertó una mañana con una mirada lejana de ojos sin vida. Le contó de años de tristezas ennegreciendo los días y apagando de a uno los pocos destellos que solían encenderse al mirarlo. Se fue esa mañana de intensa lluvia sin sonrisas.
Volvió a repasar la página que había quedado suspendida entre sus dedos y de un golpe cerró el libro. Ya sin lágrimas.

1 comentario:

BLUEKITTY dijo...

Hoy cerré un libro, estoy rogando tener la fuerza suficiente para no volver a abrirlo. También como describís en lo escrito, no me imagino sin esa persona. Hoy siento más que nunca este relato tuyo que me senté a leer.

pd: Me gusta como escribís. Voy a pasar seguidito.