Soliamos pasar la tarde juntando caracoles que las olas abandonaban a nuestros pies, quizás para que aquellas horas se hicieran interminables. Que pena que ya no hay olas ni caracoles, y la tarde se consume en interminables horas en que no estás conmigo.
2 comentarios:
Que buen espacio Edu!
Te felicito, voy a andar seguido por acá viendo que hay de nuevo.
Un beso, Aldana
Gracias Aldana! Aqui la esperamos.
Un beso.
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