Abandonó

sus letras en una esquina
deshojando sus pasos de tinta,
regaló sus últimos espacios en blanco
y murió agonizando en una última
y dulce poesía.

2 comentarios:

Bea Candiani dijo...

Muy hermoso Eduardo. Como todo lo que escribes.
Un abrazo
Bea

Eduardo Roldán dijo...

Gracias Bea.

Saludos...