"Te escribo Vicente, con estas manos doloridas. Corroídas y flácidas, como si las hubiese sumergido durante horas en mis lágrimas. O quizás la humedad del día que acentúa lo rugoso de mis dedos, y les impone el áspero velo en que se va transformando mi piel con el paso de los años. Hoy llovió como hace tiempo no lo hacía, y a medida que los ríos hacían besarse las veredas, mis pensamientos, al mismo tiempo los surcaban hasta encontrarte. La tarde transcurrió así. Afuera los ríos y adentro también".
4 comentarios:
La lluvia suele contagiarnos esa tormenta y trasladarla a nuestros pensamientos y a ese sentir que se inunda de incertidumbres. Nada más triste que un día de lluvia donde no nos sentimos acompañados y nos volvemos frágiles.
Saludos Eduardo!
Sublime...
Muy agradecido a ambas!!
Besos!!!!
... lo bueno, es que tu tiempo transcurrió!
Publicar un comentario