Cortázar y un vestido

Caminabas pisando con cuidado las hojas que el otoño había arrancado de los árboles del parque. Las había depositado a tus pies como una alfombra almidonada color tierra. Tu vestido marrón se confundía con ellas y los pliegues te dibujaban perfecta en cada curva de tu cuerpo que insinuaba un fin y un principio. El bolsito de mano dejaba entrever la solapa de un libro de Córtazar, de portada color blanco. La figura del escritor estampada como un rompecabezas, resquebrajada por el paso del tiempo y miles de lecturas ajenas, de desconocidos apasionados por su obra. Me los imaginé encorvados sobre el libro y casi en penumbras, resueltos a destrozar cada linea del texto, en una habitación minúscula con paredes que desprenden vahos y misterios. 
Te conjuré recorriendo cada una de sus páginas como si mis manos transitaran los limites de tu vestido y soñé ser el otoño que deshoje tu cuerpo sobre una alfombra de promesas y deseos.

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